El arte de saber decir adiós
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El silencio puede ser incendiario dentro de las organizaciones, sin importar su tamaño. No saberlo gestionar conlleva a rumores entre los colaboradores y causa mucha incertidumbre.
Es necesario aprender a comunicar bien internamente y saber ser oportuno al momento de informar algo.
Hay situaciones complejas donde una comunicación clara y adecuada aporta valor a la organización y muestra respeto hacia las personas que la conforman, como la salida de colaboradores por la finalización de un proyecto o etapa. Lo contrario es guardar silencio, esto causa malestar entre las personas.
A continuación, te comparto algunas buenas prácticas comunicativas al momento de dar por terminado un proyecto o etapa:
Reúnete con las personas que trabajan en ese proyecto, cuéntales cual es la situación actual y el objetivo a futuro que se persigue.
Muestra los logros alcanzados con su aporte.
Muestra datos sobre cómo su aporte laboral contribuyó al desarrollo y cumplimiento del proyecto.
Muestra información valiosa sobre las mejoras implementadas con su aporte.
Muestra agradecimiento por su dedicación y compromiso.
Ofrece una muestra de agradecimiento, puede ser un reconocimiento público, una bonificación, etc.
Considéralos como posibles candidatos para integrar a futuro la organización, en caso de que su labor haya sido importante para la empresa. Comunícaselos.
Deja la puerta abierta para posibles colaboraciones a futuro.
Es una mala práctica organizacional no afrontar las situaciones complejas y dejar que se mueran en el tiempo, pues no solo es una falta de consideración hacia las personas, sino que deja una mala imagen de la marca, la cultura organizacional y de los directivos.
Lo más importante es que las personas tengan claro desde el inicio del proyecto que su trabajo será temporal y aunque no sean de planta hazlos sentir parte del equipo, ellos también son embajadores de tu marca.
Saber decir adiós, como dice Cerati, es una muestra de madurez empresarial.