Planifica tu comunicación
Aunque actualmente se habla de la comunicación como una de las áreas más importantes y una de las actividades más efectivas, es muy probable que en alguna ocasión la hayamos dejado para última hora o no le dimos la importancia necesaria al planificar las actividades que le corresponden.
Comunicar va más allá de realizar acciones de forma aislada para obtener determinados resultados a corto plazo, amerita una planificación oportuna para alcanzar un objetivo.
La estrategia de comunicación es ese mapa que te permite determinar y organizar los pasos que vas a dar para llegar a un objetivo, es decir, tu plan de acción; por lo tanto, esta debería ser pensada desde el momento en el que defines tu proyecto, pues se deben considerar algunos aspectos al momento de planificar:
Objetivo a cumplir.
Recursos con los que cuentas: económicos y de personal.
Análisis de la situación actual de tu producto, servicio, empresa, negocio, etc.
Tiempo de implementación.
Identificar cuál es tu público y cómo harás para llegar a él.
Definir las acciones que serían más efectivas.
Organizar todo en un plan estratégico.
Esto te permitirá tomar decisiones acertadas en el momento preciso y no tener que apagar incendios con el tiempo encima, que es uno de los problemas más frecuentes si la estrategia de comunicación es pensada a última hora. Cuando esto sucede, generalmente afecta a:
Los costos de producción: pues para hacer más rápido, algunos te cobrarán más de lo que normalmente cuesta. Por lo tanto, el presupuesto destinado a comunicación se vería afectado.
La calidad del producto o resultado: con el tiempo encima lo que menos tienes es eso, tiempo para verificar que todo salga bien o pedir cambio de productos defectuosos –en caso de que tu plan incluya material POP o alguna activación BTL- o para realizar revisiones, pruebas o ensayos previos que permitan corregir detalles o evitar que algo se escape.
Imagen: cuando algo está hecho a última hora –y si no eres muy organizado o minucioso- es probable que se note, los errores, si son muy evidentes, podrían afectar a la imagen que tu público tiene de ti, todo depende de la experiencia final que ellos tengan con lo que has ejecutado.
Capacidad de improvisación: no es malo improvisar, lo malo es no saber hacerlo y que esto afecte a tu resultado. Es mejor prever posibles escenarios que te permitan tener a mano un abanico de posibles soluciones a implementar.
Alcanzar tu objetivo: sería como ese tipo de experiencias “al borde”, donde tratas de hacer las cosas bien, pero con un alto porcentaje –corriendo el riesgo- de que salgan mal.
Vale identificar en qué situaciones planificar la comunicación debe ser una prioridad, debido al tiempo para implementar que tendrías y el impacto que esperas lograr, por ejemplo, un evento: en este el tiempo es importante, su caducidad no perdona, porque en teoría tienes menos tiempo. Si no comunicas desde el principio, a última hora no vas a alcanzar a hacer todo lo que no trabajaste en meses o semanas anteriores.
A diferencia de un evento, una empresa, negocio o emprendimiento, se sostiene a lo largo del tiempo y tienes más holgura para planificar, lo que no significa que vayas a descuidarla, recuerda tus objetivos anuales.
Hacer a última hora es uno de los grandes desaciertos en la planificación, tanto como pensar que lo puedes hacer todo tu mismo, sólo para ahorrar en presupuesto.
Por eso es importante planificar la comunicación desde el momento en que decides poner algo en marcha. Esto te permitirá:
Aprovechar el tiempo al máximo e ir corrigiendo aquello no te esté acercando al resultado que esperas.
Comunicarte de manera eficaz para dar a conocer lo que estás haciendo.
Contar con los profesionales indicados que te ayuden a resolver cualquier situación.
Por eso, la comunicación es una aliada efectiva, porque lo que no se comunica no existe.
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